EL TRIDUO PASCUAL: CELEBREMOS NUESTRA REDENCIÓN

Durante el Triduo Pascual (jueves en la tarde, viernes y sábado en la noche), la Iglesia celebra al gran acontecimiento de la Pascua del Señor Jesús, el acontecimiento central de nuestra fe, tan importante que si Cristo no resucitó, vacía es nuestra fe (1 Co 15,13).

La victoria de Cristo sobre la muerte es la clave que permite comprender el mundo y la existencia humana; es la respuesta última al problema del sufrimiento y del mal.

El misterio de la Pascua nos invita a descubrir el amor por la vida; a reconocer en los cristianos la alegría que produce vivir la experiencia de la Resurrección de Jesús. Así no les daríamos la razón a quienes se empeñan en presentar al cristianismo como una ideología decadente que no ha podido producir en los cristianos la felicidad que debería generar la seguridad en la salvación que nos regala Jesús con su muerte y resurrección.

Sin embargo, los cristianos vivimos hoy como si Cristo no hubiera resucitado. Si viviéramos en la fe de la resurrección, ciertamente no habría en el mundo tanta violencia, ni robos, ni usura, ni desamor.

Vivir la Pascua significa vivir solidariamente con los que sufren las consecuencias de la violencia y con los que carecen de medios de supervivencia, de tal manera que quienes afirmamos la fe en la resurrección de Jesús seamos un signo de esperanza y testimonio de la presencia del Resucitado que sigue viviendo en medio de nosotros.

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