El apóstol Juan describe en el Apocalipsis (Revelación) – el último libro del Nuevo Testamento – algunos secretos que ocurrirán en los últimos tiempos con la finalidad de consolidar a los fieles creyentes en las pruebas que entonces sufran. Muestra que Dios tendrá su última palabra, como aconteció en el pasado, concediendo la paz, la abundancia, la esperanza y la desaparición de preocupaciones morales. Es un anuncio profético en el que dios descubre el plan definitivo sobre su pueblo y el mundo.
Vi un gran trono blanco, y al que estaba sentada sobre él. El cielo y la tierra huyeron de su presencia sin dejar rastro. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros, conforme a sus obras. Y el mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras. La Muerte y el Hades fueron arrojados a lago del fuego-este lago de fuego es la muerte segunda- y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue arrollado a lo largo de fuego (Ap 20 11-15).
Luego vi un cielo nuevo y una tierra nueva – porque el primer cielo y la primera tierra desaparecieron – y el mar no existe ya. Y vi la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, como una novia ataviada para su esposo. Y oí una fuerte voz que decía desde el trono: “Esta es la morada de Dios-con-los hombres. Pondrá su morada entre ellos y ellos serán su pueblo y él, Dios-con-ellos, será su Dios. Y enjuagará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado (Ap 21 1-4).
Entonces dijo el que está sentado en el trono: Mira que hago un mundo nuevo.
Y añadió; Escribe: Estas son palabras ciertas y verdaderas. Me dijo también: Hecho está; yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el Fin; al que tenga sed, yo le daré del manantial del agua de la vida gratis. Esta será la herencia del vencedor, yo seré Dios pare él, y él será hijo para mí. Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los impuros, los hechiceros, los idolatras y todos los embusteros tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre que es la muerte segunda (Ap 21 5-8).